¿Se ha detenido alguna vez a leer los componentes del protector solar que usa usted o sus hijos? Un estudio de la ONG estadounidense Environmental Working Group (EWG) señala que dos tercios de los filtros solares ofrecen una protección inadecuada o contienen componentes que pueden implicar un riesgo para la salud. ¿Se imagina cómo es esta situación en Chile?
Mariel Jara, actualizado 2019.
Cada vez que se acerca el verano, los medios de comunicación y la publicidad reiteran incansablemente la importancia del uso del bloqueador solar para prevenir el daño en la piel. Lo que muy pocos advierten es que no da lo mismo cualquier producto y que incluso algunos –tarde o temprano- podrían provocar más daños que beneficios.
La ONG estadounidense Environmental Working Group (EWG), dedicada a proteger la salud humana y el medio ambiente, realiza y publica anualmente un análisis de los protectores solares presentes en el mercado de ese país, basándose en una exhaustiva revisión de la literatura médica. De los más de 1300 filtros solares revisados en 2019, alrededor de 440 serían recomendables. “Muchos bloqueadores solares no sirven casi de nada y llenan a los consumidores de información falsa que realmente no pueden probar, exponiéndolos a químicos potencialmente peligrosos que pueden penetrar fácilmente la piel hasta llegar al interior del cuerpo”, advierte la vicepresidenta de EWG, Jane Houlihan.
La ONG ha puesto especial atención en la oxibenzona (benzofenona-3), un compuesto muy utilizado en filtros solares y otros cosméticos, que tiene la capacidad de penetrar la piel e introducirse en el torrente sanguíneo1. En efecto, un estudio de 2008 del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) encontró este componente en el 96,8% de las muestras de orina humana analizadas como parte de una encuesta nacional de salud2. Aunque el estudio señala que hasta la fecha la oxibenzona “no ha sido asociada con efectos adversos para la salud”, sí admite que se necesita investigar más para determinar si tiene algún efecto significativo en el organismo.
“Muchos bloqueadores solares no sirven casi de nada y llenan a los consumidores de información falsa que realmente no pueden probar.”
Aun así, las investigaciones de la EWG y de otros toxicólogos persisten en afirmar que la oxibenzona puede causar alergias, alteraciones hormonales (actuaría como estrógeno en el cuerpo) y daño en las células. Un estudio publicado en la revista científica Environmental Science & Technology descubrió un vínculo entre las concentraciones altas de oxibenzona en el organismo y un mayor riesgo de endometriosis3. Y otra investigación, publicada en la revista científica The Lancet, concluye que “sería prudente no aplicar cantidades grandes de oxibenzona en grandes superficies de la piel por periodos prolongados ni repetidos, a menos que no haya ninguna otra opción. Puede presentarse además una preocupación adicional en los niños pequeños, ya que tienen menos desarrollados los procesos de eliminación…”
Efectos en el organismo y el medio ambiente
En 2013, en el 6º Congreso Iberoamericano de Contaminación y Toxicología Ambiental (Valencia), se presentó una investigación que demostró que varios filtros UV –entre ellos la oxibenzona, el 4-metilbencilideno alcanfor (4MBC), el octocrileno y el octildimetil-paraminobenzoato (OD-PABA)- efectivamente son capaces de alterar las funciones endocrinas4.
La científica estadounidense Elizabeth Plourde (PhD), autora del libro sobre bloqueadores solares Sunscreens, Biohazard: Treat as Hazardous Waste (Bloqueadores solares: trátelos como basura peligrosa), también ha advertido que estos químicos funcionan como desreguladores endocrinos en el organismo y entrega evidencias contundentes del daño que están generando en el medio ambiente, especialmente el marino5. Durante una presentación en la Sociedad de Control del Cáncer, en Hollywood, California, demostró que hay filtros solares que en verdad sólo protegen contra los rayos UVB, pero no contra los rayos UVA, que son los que penetran en las capas más profundas de la piel y que están vinculados a los melanomas. De esta forma, dan una falsa sensación de seguridad a las personas, que las lleva a permanecer más tiempo al sol, creyendo que están protegidas.
Otro compuesto preocupante para esta ONG es el “retinil palmitato o retinol” (una forma de vitamina A), pues, de acuerdo con sus estudios, puede acelerar el desarrollo de lesiones y de tumores de la piel cuando se aplica a esta en presencia de luz solar6. Si bien existen científicos que refutan estas afirmaciones, otra investigación del National Toxicology Program, programa sobre toxicología dependiente del Departamento de Salud de EE.UU., arrojó resultados similares al indicar que la vitamina A –muy usada en cosmética por sus atributos antiedad- puede estimular el crecimiento de la piel en exceso (hiperplasia) y que el palmitato de retinol, expuesto al sol, puede formar radicales libres que dañan el ADN7.
“La medida más natural de protección es una vestimenta adecuada (sombrero, camisas de manga larga, ojalá de telas naturales) y evitar exponerse deliberadamente al sol directo entre las 11:00 y 16:00 hrs.”
El tema, en todo caso, no es nuevo. Ya en 2001, investigadores suizos detectaron que varios filtros químicos UV poseen efectos semejantes a los estrógenos, tan efectivos que al aplicarlos a ratas, estas desarrollaron anormalidades. Margaret Schlumpf, del Institute of Pharmacology and Toxicology, de la Universidad de Zurich, examinó cinco sustancias: oxibenzona, homosalato, 4 metil-bencilideno alcanfor (4MBC), octil-metoxicinamato y octil-dimetil-PABA. Demostró que todas ellas se comportaron como estrógenos en las pruebas de laboratorio, haciendo que las células cancerosas crecieran más rápido8.
Una de las sustancias más usadas en las cremas solares, el 4-MBC, tuvo un efecto particularmente intenso. Cuando se mezcló con aceite de oliva y se aplicó a la piel de ratas, se observó que el útero les crecía al doble antes de la pubertad. “Esto fue preocupante, ya que se usó una concentración dentro del rango permitido para las cremas solares”, señaló Schlumpf, quien en ese momento recomendó no usar tantas cremas y preferir alternativas con óxido de zinc, que también bloquea los rayos solares.
También se ha demostrado que el 4-MBC y otros productos químicos se acumulan en los peces de lagos donde se bañan las personas.
Recomendaciones de la EWG:
A grandes rasgos, la recomendación de la EWG es que los protectores solares no contengan oxibenzona, palmitato de retinol (vitamina A), que el factor de protección solar (FPS; SPF por su sigla en inglés) no sea mayor a 50 y que proteja tanto contra los rayos UVA como los UVB. Se sugiere usar productos que contengan filtros físicos, como el dióxido de titanio y el oxido de zinc, minerales que actúan como protectores contra la radiación ultravioleta. Estos son menos usados, pues suelen dejar un residuo blanco. Lo ideal es que no sean de nano partículas, para asegurarse de que no atraviesen la piel.
Además, la EWG sugiere evitar todos aquellos protectores que contengan filtros químicos como avobenzona, octinoxato, octocrileno, octisalato, homosalato y 4-metilbencilideno alcanfor (4-Methylbenzylidine Camphor o 4-MBC).
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